La Torre Sakura es un edificio que conjuga las ventajas del urbanismo compacto, con unas tipologías de vivienda funcionales suponiendo una evolución de esta tipología edificatoria a un modelo sostenible en el que la propia envolvente se modula y transforma protegiendo a las viviendas en función de la orientación, la trama urbana y la privacidad.
El urbanismo compacto representa una de las soluciones para los problemas de densidad demográfica de las ciudades del futuro aunque la edificación en altura, a lo largo del mundo en general y en la costa mediterránea española en particular se ve afectada por la especulación desmedida y por el intento formalista de generar edificios impactantes, víctimas de la búsqueda desmedida del "efecto foto", con mucha forma y poco fondo, en los que tras la envolvente se descubren viviendas poco prácticas, con distribuciones ineficaces dónde prima el precio / m² más que la calidad de vida y en los que rara vez la sostenibilidad es un valor.
Una torre de viviendas puede y debe de ser sostenible, representativa, puede generar relaciones sociales y puede contribuir a la imagen urbana de una ciudad sin excesos desmedidos ni extravagancias formales. La promoción de vivienda privada representa el 7 % del PIB nacional y, desde los distintos colectivos representativos de la arquitectura parece que haya dos mundos totalmente diferenciados y que discurren en realidades paralelas: el de la arquitectura culta, experimental y social y el vinculado a la producción y venta. Esto es un error, le estamos dando la espalda a la realidad, la vida sigue mientras los especialistas teorizamos. Es en la promoción privada, destinada, motor de la economía, donde tenemos que centrarnos en alcanzar tanto la excelencia arquitectónica como la innovación social y la apuesta por la sostenibilidad.
Con la Torre Sakura hemos intentado aportar nuestro grano de arena al skyline de Benidorm sin perder de vista nunca la funcionalidad de las viviendas ni, sobre todo, la viabilidad del proyecto. Se ha maximizado la distribución en planta de modo que prácticamente el 100 % de las estancias tiene vistas al mar. Hemos aglutinado los elementos de comunicación en la parte trasera del edificio y hemos trabajado toda la envolvente con una piel de composite de modo que desde la mayoría de los ángulos la Torre Sakura se presenta más como una escultura que como un edificio.
La fachada sur, (la que tradicionalmente se considera la "fachada principal" )se abre al mar, al horizonte como prolongación de las viviendas al infinito, consiste en plataformas alineadas y superpuestas, que a través de la geometría regular pretende buscar una abstracción con la que pase casi desapercibida. La fachada posterior en cambio, es la que realmente se presenta al peatón como la fachada principal o de acceso, que mediante las formas curvas se integra el resto de alzados del edificio conformándolo en uno solo, es la que ayuda a generar imagen urbana.
Hemos buscado que el edificio se presente al viandante precisamente con su frente más escultórico, más amable, a modo de pétalos gigantes que abrazan la edificación residencial sin mostrar la evidencia de sus unidades de habitación.
El Urbanismo Compacto, la edificación en altura nos permite liberar el suelo con las mismas edificabilidad y dotar de servicios y usos espacios que de lo contrario desaparecerían.
Es evidente que el sistema urbanístico de Benidorm funciona, además genera el caldo de cultivo adecuado para la creación de edificios singulares con una marcada presencia debido a sus dimensiones y esbeltez. Es aquí donde la responsabilidad de los arquitectos y proyectistas cobra un papel muy importante en lo que acaba siendo la imagen urbana de la ciudad.