El enfoque innovador de una cocina cuya principal premisa es elevar su producto, encuentra continuidad en el espacio. Así, Tonton nace de una ambiciosa apuesta culinaria donde cocina y espacio no pueden entenderse el uno sin el otro. La modernidad de su vanguardista producto encuentra similitudes con la sofisticación de los recursos estéticos implementados. No sin olvidar la importancia y defensa de la tradición. El espacio está diseñado con una cuidadosa atención a la preexistencia. Sus imponentes cualidades espaciales, así como la expresividad de su construcción, se potencian al máximo para resaltar la esencia de este maravilloso lugar. Dos ambientes distintos definen este restaurante. En primer lugar, una zona de bar está diseñada como un espacio acogedor. Una antesala de ambiente relajado e informal en la que se perciben las notas características de una estética refinada. Todo ello junto a una gran barra y un conjunto de mesas y taburetes que aportan el carácter desenfadado de esta sala. En segundo lugar, se proyecta un gran comedor en el que cada rincón respira diseño. Este espacio, el corazón del proyecto, está cubierto por un singular techo de madera a dos aguas. La zona, prácticamente cuadrada, se organiza para albergar una serie de bancos cuya flexibilidad permite diversas disposiciones. De este modo, se aprovecha la versatilidad de estos elementos para proporcionar un orden que facilite tanto las comidas en grupo como los actos más privados. La necesidad de crear un ambiente acogedor requiere una correcta selección de materiales. En este sentido, es importante encontrar un diálogo responsable entre lo nuevo y lo antiguo. Los materiales existentes, como la madera o el ladrillo, se relacionan sutilmente con las nuevas aportaciones. Las piezas únicas de mampostería definen las nuevas construcciones y establecen un hilo conductor que caracteriza todo el proyecto. Esta solución, acompañada de otros materiales más innovadores como el acero o los textiles, crea una atmósfera enigmática en la que es posible disfrutar de una experiencia relajada a la vez que sofisticada.