El proyecto se sitúa en un emplazamiento privilegiado de la isla de Mallorca,

disponiendo las ocho viviendas en abanico, adaptándose a la fuerte pendiente

de la parcela y beneficiándose de las vistas del bosque de pino mediterráneo

con el mar de fondo.

Las franjas horizontales, con una cierta libertad en su trazado, van cosiendo las

piezas entre si dotándolas de unidad en su conjunto y generando una suerte de

terrazas y voladizos que además de mejorar el funcionamiento termodinámico

de las casas da lugar a unas estancias exteriores sombreadas y abiertas al

paisaje que tan importantes son en el clima mediterráneo.

En la línea de mantener la continuidad entre lo construido y su entorno, los

edifcios presentan una materialidad en armonía con el paisaje inmediato. De

esta manera se utiliza piedra de la propia excavación para revestir las paredes

en planta baja y madera en los voladizos exteriores que junto con las piezas

prefabricadas de los cuerpos horizontales provocan una suerte de refejo entre

lo natural y lo artifcial que se evidencia en las piscinas desbordantes como si de

una foto de Axel Hütte se tratase.

La planta baja se define como una sola estancia abierta a dos orientaciones

opuestas con ventilación y luz cruzada que se apropia de la brisa que asciende

desde el mar en benefcio propio y en el que comparten espacio el salón,

la cocina y el comedor con una continuidad de todos ellos con los espacios

sombreados exteriores.

En la planta primera se sitúan los dormitorios con acceso a una terraza que se

ensancha en varios puntos creando estancias exteriores que permiten disfrutar

del entorno desde un punto más alto con vistas a la bahía de Palma.

El tratamiento de los espacios libres, se realiza de forma natural , manteniendo

los pinos existentes y cubriendo las superfcies en pendiente con vegetación

autóctona con un consumo de agua mínimo.