El Hotel Villasol, ubicado en primera línea de playa en la Costa del Sol, ha sido testigo de la transformación radical que vivió España durante el boom turístico de los años 60. En ese tiempo, la Costa del Sol pasó de ser una zona marginal a convertirse en uno de los principales destinos turísticos internacionales. Sin embargo, como muchos hoteles de esa época, el Hotel Villasol comenzó a quedar obsoleto, lo que planteó la necesidad de una renovación integral para adaptarlo a las nuevas normativas y a las demandas de una clientela cada vez más exigente. Además, se buscaba modernizar la oferta del hotel mediante la incorporación de nuevos servicios y equipamientos, así como mejorar su imagen para atraer tanto a clientes como a inversores. La rehabilitación del antiguo Hotel Villasol, transformado en el nuevo Hotel Sentido, es una oportunidad no solo para mejorar su funcionalidad, sino también para integrarlo mejor en su entorno natural y urbano, destacando su ubicación en la N-340. El objetivo del proyecto es potenciar las conexiones entre la ciudad y el frente marítimo, creando un diseño que mejore tanto la estética del hotel como su relación con el paisaje circundante. El concepto principal del diseño se compara con un molusco que cambia su caparazón para adaptarse a sus nuevas necesidades. El antiguo edificio se recubre con una estructura calcárea que se adapta a las condiciones exteriores. Hacia el sur, donde las vistas y la orientación solar son óptimas, la "piel" del edificio se vuelve más ligera y permeable, con voladizos que controlan las ganancias térmicas y enmarcan las vistas al mar. En contraste, la fachada norte, que da hacia la ruidosa Avenida Antonio Machado, está diseñada para ser más robusta, protegiendo las habitaciones del ruido y mejorando la eficiencia energética del edificio. La fachada del hotel se resuelve como una estructura independiente que mejora el comportamiento térmico del edificio, impidiendo que la radiación solar directa afecte a las superficies acristaladas durante el verano. Esta capa protectora actúa como una transición entre el exterior y el interior, proporcionando confort climático a los huéspedes y dotando al edificio de una nueva identidad visual. La renovación del Hotel Sentido también incluye una mejora sustancial en los servicios que ofrece a sus clientes. Entre los nuevos equipamientos destacan una piscina desbordante, una zona de spa con piscina cubierta, un restaurante con capacidad para más de 200 comensales, y la creación de una terraza mirador con una zona de cócteles en la azotea. Estas mejoras buscan elevar la experiencia de los huéspedes, ofreciendo instalaciones modernas y atractivas que complementan la oferta de alojamiento. En términos arquitectónicos, el edificio se adapta a la topografía compleja del terreno, aprovechando su desnivel para orientar todas las habitaciones hacia el sur, con vistas al mar Mediterráneo. Al mismo tiempo, cierra su fachada norte para protegerse de la avenida, manteniendo una estructura robusta y eficiente. En su base, el edificio realiza una operación de excavación que permite la creación de múltiples plataformas, expandiendo el espacio público del hotel y generando áreas de interacción en diferentes alturas, desde las plantas bajas hasta la azotea. El resultado es un edificio con dos fachadas claramente diferenciadas: una al norte, más escultórica y robusta, y otra al sur, donde el dinamismo de las habitaciones y los amplios balcones abren el edificio hacia el mar. El diseño busca demostrar cómo la arquitectura puede estar al servicio de las personas, creando un espacio que combina la eficiencia técnica con una estética atractiva y contemporánea, sin comprometer el coste económico.