Como si de un oasis de flora cordobesa se tratase, la clínica de ME TÓ DI CA se avista desde los extremos de dos avenidas de bloques residenciales como un bosque de reflejos verdes y luz cálida jugando con los peatones a pie de calle. La fachada se genera mediante lamas de aluminio que forman la imagen abstracta de un bosque cordobés. Esto se consigue mediante el tratamiento de los cantos de cada lama de 20 x 40 mm, el cual las hace únicas. De cara a la calle (canto de 20 mm), las lamas están revestidas con espejo de color verde que, por un lado, refleja el paso de los coches, los peatones y las hojas de los árboles moviéndose al viento y, por otro lado, tiñen de tonos verdes la acera colindante al reflejar la luz solar. En sentido perpendicular a la calle (canto de 40 mm), en sus laterales, las lamas se revisten con vinilo impreso formando la imagen figurativa de un bosque cordobés en gran formato. En su interior, el complejo sanitario se divide en dos áreas muy bien diferenciadas, pero a la vez absolutamente imbricadas y directamente relacionadas: el área clínica y el área del movimiento y la rehabilitación. Espacialmente, esto se traduce en dos alas unidas por la zona de acceso, recepción y salas de espera. Por un lado, el ala oeste cuenta con consultas de Oncología Metabólica, unidad de Oncotermia, hospital de día, unidad de Medicina Hiperbárica, unidad de Hipoxia Intermitente, laboratorio y consultas de Podología, Fisioterapia y Medicina Estética. Por otro lado, el ala este cuenta con aulas de Pilates, Yoga, formación y entrenamientos personales. Para adentrarse en el bosque de ME TÓ DI CA, se accede a través de dos láminas de agua y el visitante se encuentra con un gran mostrador de formas orgánicas posado sobre una isla de pavimento cerámico verde. Alrededor del mostrador, se desarrolla un bosque en las tres dimensiones. En primer lugar, los paramentos, como el mostrador, se recubren de lamas de madera revestidas de espejo plata en sus cantos. Estas lamas generan la sensación de pasear junto a la madera de los troncos y también amplifican el espacio mediante el material de espejo, transmitiendo la multiplicidad e infinito de los árboles de un bosque. En segundo lugar, por todo el techo descuelga vegetación y, entre la misma, se extiende una red romboidal fractal de líneas puras de luz, como si ramas de árboles matematizadas se tratasen. Y, en tercer y último lugar, el pavimento se entiende como un manto cerámico hexagonal en color arenoso. Finalmente, los pacientes acaban llegando a salas de actividades y consultas clínicas en cuyos techos se imprimen diferentes imágenes de cielos y copas de árboles, en función de la estancia. La intención es que, tras atravesar el bosque desde la calle hasta las salas interiores, el paciente acabe en la quietud y serenidad de observar el cielo a través de las copas de los árboles, en el interior del bosque.