¿Gran hogar o pequeña ciudad? El centro de arte de Verin ofrece la intimidad de un hogar y la heterogeneidad de un pueblo. El planteamiento inicial del proyecto parte de un estudio previo del entorno. De este análisis, se llega a la conclusión de que el Concello do Verín destaca por la heterogeneidad de sus manzanas, que se han desarrollado en torno a un núcleo urbano. Aunque cada manzana tiene formas diferentes, la forma en la que están dispuestas es la misma en la mayoría de ellas. Esta ocupación se basa en muchas pequeñas edificaciones que se alinean con los bordes de las manchas, situándose junto a la carretera y dejando huecos a los interiores para espacios comunes, agrupados de esta forma, en pequeñas comunidades o 'pueblos' dentro del conjunto de Verin. Pueblos" con un orden aleatorio que se van definiendo por la flexibilidad de sus usos. Este proyecto es un Centro de las Artes donde se destaca el hecho de que cada uso funciona a su manera pero en equilibrio. El ejemplo que seguimos es el esquema antes mencionado, donde cada unidad funciona independientemente al exterior y en conjunto al interior, no interfiriendo con otras. Esta premisa básica implica el concepto de proporsal. Cada uso del programa requerido por el Ayuntamiento se materializa como una unidad, como un volumen que se alinea al borde de la parcela creando un espacio de convivencia y relación, sin jerarquías, apoyando la idea de pequeña comunidad. Una vez llegados a este punto, llegamos a la conclusión de que es imposible evitar las relaciones entre los diferentes usos, por lo que respetando el esquema de volúmenes individuales al exterior y espacio común al interior, las unidades se van deslizando según su uso y dejando aparecer espacios intersticiales. El Centro de las Artes se convierte en un espacio de convivencia de diferentes actividades, un lugar especial donde sus unidades funcionan como "casas" separadas y como "ciudad" en conjunto. Formalmente, el método de diseño es sorprendentemente preciso. El desplazamiento y delicado giro de los volúmenes genera un esquema de apariencia aleatoria pero lleno de relaciones y variantes. Es un lugar definido por su propia flexibilidad, impredecible. Algo involuntario que se produce como resultado de las relaciones de sus propios usos. Entre volúmenes surgen espacios irregulares a modo de célula, lugares de diferentes escalas que permiten a los usuarios disfrutar de las estancias del centro y esconderse a la vez. Como en un pequeño pueblo, los usuarios del centro interpretan y viven los espacios libremente y a su antojo. Caminan de un lado a otro, buscan intimidad tras un rincón o se alejan, se dejan ver y relacionar. En conlusión, este esquema compatibiliza la separación y conexión de las unidades, generando numerosos núcleos que interactúan y cambian en función del uso de sus ocupantes. El aspecto general se completa con "la quinta fachada" del edificio, la cubierta. En este caso, es de cubierta vegetal. A pesar de la sencillez de su construcción (volúmenes de hormigón y vidrio), el centro tiene un carácter sobresaliente, sin olvidar el entorno en el que se inserta y cuidando la escala (tamaño y altura) con el entorno. Debido a su disposición en planta y a la independencia de su uso, se trata de un centro que puede modificarse y ampliarse fácilmente, ya que tanto su aspecto como su funcionamiento son inalterables. En cuanto al acceso, el visitante podrá entrar por una gran plaza en la esquina donde concluyen las tres vías principales. Un paseo que continuará en el interior del edificio para potenciar la idea de "ciudad". Además, cada vez que los volúmenes contactan con el borde de la parcela, se generan unos espacios comunes, a la vez que se crea el acceso exterior de cada volumen. El último aspecto destacable del edificio es su carácter sostenible, debido a los materiales del suelo urbano (zonas verdes y pavimento reciclable) y a las instalaciones, que permiten ahorrar energía y agua.