Diseñador / Agencia
DORIZA DISEÑO ARQUITECTURA
Categoría
Arquitectura de renovación
Premio
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Casa Drakoni est.1864
Presentación del proyecto
El proyecto consiste en la restauración de una estructura de piedra de 1864 situada en el asentamiento tradicional de Pinos, en Elounda (Creta). El pueblo fue habitado por primera vez por los venecianos entre 1400 y 1550 d.C., y de esta época data un arco apuntado en el interior del edificio. Este arco fue descubierto en 1864 por Mavrogiorgis Drakonakis, ganadero y agricultor (seis generaciones después del actual propietario), que construyó su casa a su alrededor. Al principio, la estructura sólo contenía una habitación y un patio, pero evolucionó con los años hasta convertirse en una casa hasta 1920. Desde entonces, quedó deshabitada y acabó utilizándose como establo para animales.
La estrategia de diseño se basa en la idea de restaurar y reutilizar el edificio en una casa de vacaciones, dando continuidad a la historia del edificio mediante su adaptación funcional y ajuste a las necesidades y requisitos domésticos contemporáneos. En la envolvente exterior se realizaron las menores intervenciones constructivas posibles, centrándose principalmente en la restauración y refuerzo de la mampostería de piedra y en la reconstrucción de las partes que se habían derrumbado. La principal intervención realizada en la envolvente exterior del edificio tiene por objeto introducir luz y aire fresco en el núcleo de la casa y crear zonas exteriores para sentarse en la terraza. Las nuevas adiciones al cuerpo del edificio están discretamente marcadas y construidas con estructuras metálicas ligeras que permiten distinguir claramente el nuevo objeto de las estructuras existentes y, al mismo tiempo, la reversibilidad de la operación.
En el espacio interior, el arco veneciano ocupa una posición central, conservándose totalmente intacto con el desgaste y la pátina del tiempo impresos en él, en torno al cual se desarrolla y organiza la residencia de dos habitaciones. Las paredes interiores, allí donde se consideró necesario, están revestidas de yeso hidráulico, para garantizar la permeabilidad al aire del edificio. Siguiendo la misma estrategia en la estructura exterior, los signos de modernidad surgen puntual y naturalmente debido al inevitable reajuste funcional. Sin embargo, el proyecto no persigue omitir sino resaltar estos gestos como parte de la continuidad histórica del edificio. La escalera metálica suspendida que conduce a la terraza constituye el máximo exponente de esta intención, tanto por la calidad escultórica y material como por el interesante contraste de la delicada estructura metálica con la densidad de los muros de piedra adyacentes. Aunque las nuevas intervenciones se acentúan por el contraste, en sus materiales de construcción se opta por un deterioro intencionado (metal oxidado) y una imperfección consciente (enlucido de la pared interior) que equilibran el conjunto. Conservando lo antiguo y reviviéndolo, el edificio se enriquece con nuevos elementos, convirtiéndolo en una moderna residencia de vacaciones.