Situado en el centro neurálgico del barrio histórico del Palo en Málaga, conformando una de las fachadas de la Plaza de las Cuatro Esquinas, este edificio es el resultado de trabajar con el contexto, un ejercicio de integración y cuestionamiento de las espacialidades, ambientes y modos de habitar del lugar. El diseño juega con el programa de necesidades y la normativa urbanística para plantear un edificio emblemático e icónico que enriquezca la escena urbana a través de su uso mixto: comercial y de alojamiento turístico. Se plantea así un edificio que sirva de posible modelo para la rehabilitación y puesta en valor de un espacio tan representativo como es la Plaza de las Cuatro Esquinas, tristemente infrautilizado hoy día pero que aún conserva el inmenso potencial de convertirse en el lugar articulador, de encuentro y socialización por antonomasia de la costa oriental de Málaga. Inspirado en los modelos tradicionales de nuestra arquitectura blanca popular, como las cuevas del Palo o su caserío histórico, que destacan por la utilización inteligente de materiales comunes, la adaptación al clima gracias a la proporción controlada y composición de sus huecos y a la utilización del blanco como aislamiento reflexivo a la par que como elemento identitario reconocible, nuestro edificio suma una variante de contemporaneidad en la composición de las fachadas. Para ello proponemos incluir una variable de aleatoriedad desordenando aparentemente los huecos, alternando tamaño y posición, de manera que el resultado evoque a las esponjas de mar y a los bancos de coral, generando una imagen pintoresca al mismo tiempo que efervescente y rabiosamente actual, urbana. En la línea de dotar al edificio de una estética atractiva y contemporánea se plantea el uso del arte urbano para activar y dotar de identidad el basamento y las medianeras vistas que anclan el edificio a su contexto. Una serie pinturas murales pasan sin solución de continuidad de las medianeras exteriores al interior de los locales, generando la sensación de transparencia y permeabilidad en los comercios ubicados en el basamento. El edificio se organiza en tres niveles: la parte pública, la zona privada y la cubierta. Los usos comerciales vinculados a la calle y que constituyen la fachada más reconocible en la escala próxima se ubican en planta baja y primera. Los locales están delimitados por planos generosamente acristalados que expanden el espacio de la Plaza de las Cuatro Esquinas introduciéndolo en el interior de nuestro edificio y permitiéndole así recuperar su centralidad original como espacio de intersección y cruce. En planta primera el uso público ocupa el interior de la manzana apareciendo un patio que funciona como terraza exterior de la cafetería ubicada en el frente de la parcela. En este generoso patio confluyen gente de a pie con usuarios de los apartamentos turísticos, es el lugar de transición entre la parte pública y la privada del programa de usos. A partir de la planta segunda y hasta la sexta se desarrolla el programa de alojamiento turístico albergando 30 apartamentos de tipologías que van desde los 2 hasta los 5 usuarios. De esta forma los apartamentos separarse del bullicio de la calle y gozan de mayor privacidad. Finalmente, en cubierta el edificio deja de volcarse hacia la Plaza de las Cuatro esquinas para mirar al mar. Con sus dos niveles de altura por encima del caserío circundante la terraza solárium y la piscina vuelcan sus visuales hacia el horizonte del Mediterráneo sin obstáculos. Bajo una amplia pérgola que recoge el castillete reservamos espacio para ubicar un roof top bar que dará servicio a las actividades que se realizan en la terraza.