En este proyecto de arquitectura e interiorismo, ubicado en un edificio clásico del barrio de Salamanca, Madrid, se buscó reflejar la vibrante personalidad de la propietaria en un espacio lleno de luz y con un marcado carácter femenino. La intervención arquitectónica se inspiró en las formas curvas y orgánicas del edificio original, replicando estos elementos en molduras, techos y carpintería, lo que ayudó a crear una conexión entre el diseño interior y la estructura histórica del inmueble. El concepto elegido para este proyecto es el "Heritage", una fusión de lo contemporáneo con lo clásico, respetando la historia del lugar, pero dándole un toque moderno y muy femenino a través de la paleta de colores y los materiales utilizados. Las molduras juegan un papel central en el diseño, aplicándose no sólo en las paredes, sino también en los techos, generando un sentido de continuidad y armonía en los espacios. Una de las áreas más destacadas es el salón, donde se observan muebles de formas curvas que complementan las líneas del edificio. Un salón que combina texturas suaves en tonos neutros con toques de color en elementos decorativos como cojines y lámparas, lo que le aporta calidez al ambiente. La luz natural entra abundantemente, potenciando la sensación de amplitud y tranquilidad. La cocina es un espacio elegante y sofisticado. La isla central curvada complementa las formas orgánicas del proyecto. Los taburetes blancos con detalles dorados aportan un toque de lujo y modernidad. Los colores neutros y el mármol en la pared añaden elegancia y luz. El papel tapiz azul que se extiende hasta el techo le da un plus al espacio, creando un contraste interesante. Los estantes abiertos muestran piezas decorativas, y la iluminación colgante crea un ambiente cálido y acogedor, reforzando la cocina como un punto de encuentro social. Otro espacio clave es la biblioteca, donde se optó por un diseño más atrevido, con una estantería verde oscuro que contrasta con el resto de la decoración clara del apartamento. Este espacio mantiene la coherencia de formas curvas en el mobiliario, pero introduce una paleta de colores más atrevida, lo que refleja la personalidad audaz de la propietaria. En el dormitorio principal, el diseño se vuelve más íntimo y acogedor, con detalles como espejos enmarcados en metal dorado, por un lado, y por el otro papel de colgadura, que actúan como divisores de espacio entre la habitación y el baño, mientras añaden un toque de lujo al entorno. Las texturas suaves de los textiles, combinadas con la delicada paleta de colores, contribuyen a un ambiente relajante y elegante, ideal para el descanso. Otro dormitorio para resaltar, donde el cabecero de terciopelo verde esmeralda destaca en el espacio, añadiendo lujo y profundidad. El mural blanco y negro con árboles crea un punto focal y conecta con la naturaleza. Las lámparas colgantes doradas y de esferas blancas aportan un toque moderno, mientras que la alfombra geométrica y los textiles suaves brindan calidez y elegancia. En general, el proyecto equilibra lo clásico y lo contemporáneo, respetando la historia del edificio y reflejando la personalidad sofisticada de su propietaria. Las formas orgánicas, molduras y la paleta de colores combinan lo neutro con acentos atrevidos, logrando un espacio elegante y acogedor que fusiona pasado y modernidad inspirado en Dior.